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El cuento comienza su relato, cuando en 1937 Mr. Taylor decide salir de Boston-Massachusetts debido a la crisis económica por la cual estaba atravesando; es así, como elige viajar a la Región Amazónica y empieza su crucial travesía. Pues en un principio las tribus nativas no lo aceptaban, pero fue cuestión de días para que se integrara a ellas.
Por su aspecto y acento extranjero no solo se ganó el respeto de los habitantes, sino también de las autoridades del lugar; relación que facilitaría los próximos acontecimientos. Una tarde, Mr. Taylor se internó en la selva en busca de comida; sin embargo regresó a su lecho con tan solo una cabeza reducida, regalada por un indio.
Mr. Taylor después de una larga meditación decide obsequiar el regalo del indio a su tío, Mr. Rolston, quien es amante de las culturas hispanoamericanas. Después de pocos días el tío le pidió a Taylor que le enviara más ejemplares y luego más y luego muchas más; de tal manera que llegan a formar un negocio en base a estas cabezas humanas.
Comienzan el negocio, de tal manera que se forma una compañía, donde Mr. Taylor obtiene y envía las cabezas y su tío las vende. Las cabezas reducidas llegan a su auge hasta tal punto que todas las familias debían tener por lo menos una de ellas. Pero cabe decir que todo negocio tiene sus altas y sus bajas; y esta no fue la excepción.
La necesidad de producir cabezas llega al límite absurdo de administrar las penas de muerte y las enfermedades para conseguir más cabezas. Aparte de esa administración, los ataúdes y las funerarias se conforman como industrias subsidiarias y producen un auge económico en el país; lo que mantiene contentos a algunos.
Su final es trágico, ya que después de tanta ambición y de terminar con todas las tribus del lugar y hasta algunas autoridades; la última cabeza que Mr. Rolston recibe en su estado de desesperación, es la de su sobrino, Mister Taylor.
El cuento de Monterroso parecería ser ficticio; pero en realidad realiza una crítica al sistema capitalista y como de una u otra forma las grandes potencias se aprovechan de las culturas hispanoamericanas para enriquecerse, sin importar su precio. De esta manera irónica y hasta exagerada nos de un mensaje que va a depender del lector, captarlo; pues va más allá de un simple escrito.